Prueba del Mercedes-Benz Clase C 220 d AMG Line

EXTERIOR

Hemos tenido la oportunidad de probar la versión diésel 220d asociada al acabado AMG Line, que aporta un acabado más deportivo.

Exteriormente, los paragolpes específicos, la parrilla frontal con una estructura de malla formada por pequeñas estrellas, las llantas de aleación multiradio de 19 pulgadas y la suspensión rebajada, aportan mucho para que esta Clase C gane en atractivo. Si optas por el azul espectral metalizado que lucía nuestra unidad de pruebas, tendrás una berlina con un aspecto aún más racing. Lo único que no nos ha gustado tanto, son las entradas/salidas de aire y escapes simulados. En este último caso, creemos que es una solución para reducir costes, algo poco justificable en un coche de este precio y categoría.

La nueva Clase C supera claramente las dimensiones de su antecesor con una longitud de 4.751 mm y una anchura de 1.820 mm. La batalla ha crecido en 25 mm a 2.865 mm. Este aumento de las dimensiones redunda en más espacio para los pasajeros delante y detrás. Pese al aumento de las cotas exteriores ha podido mantenerse el coeficiente de resistencia aerodinámica del antecesor, gracias a un cx de 0,24.

INTERIOR

Por dentro, todo resulta espectacular. Y es que, Mercedes-Benz, ha revolucionado el diseño de sus interiores para marcar tendencia en el sector. No sólo es moderno y atrevido, también hace gala de la elegancia y buen gusto que uno espera en un modelo de este fabricante. Este coche juega en otra liga.

El buen tacto de las puertas nos da la bienvenida a un coche que, detalles al margen, como más adelante comentaremos, transmite una gran sensación calidad desde el primer momento. El habitáculo es un lugar agradable y muy relajante en el que apetece estar durante horas y horas. Todo lo que vemos nos gusta tanto, que no sabemos muy bien qué destacar. La sensación siempre es la de estar en un sitio especial.

Como acabamos de apuntar, la gran mayoría de los materiales utilizados en el interior producen muy buenas sensaciones, aunque hay otros de inferior calidad que generan bastante contraste, como los utilizados en algunas piezas de las toberas de la climatización, en la guantera, en algunos botones y en las zonas menos visibles del habitáculo. También hay otros elementos decorativos de aluminio de imitación en el salpicadero que es posible que transmitan un aspecto demasiado 'plasticoso'.

En el caso de la versión AMG Line, se ofrece un revestimiento de símil de cuero en efecto napa para el tablero de instrumentos de serie.

Un puesto de conducción sobresaliente

Una vez situados al volante, la posición al volante es muy confortable, no sólo por la variedad de regulaciones eléctricas (volante incluido), sino también por la excelente ubicación de todos los mandos y de los apoyabrazos. Los asientos son de una calidad excelente; están climatizados, ofrecen diferentes funciones de masaje y nos permiten la posibilidad de regular los pétalos del respaldo para que sean más envolventes si así lo deseamos. También destacan los reposacabezas, que cuentan con un diseño específico para queden cerca de la cabeza.

Las plazas traseras cumplen más que de sobra en cuanto a espacio, y más si tenemos en cuenta que la silueta de esta berlina es más bien deportiva. Quizás me hubiera gustado que la banqueta fuera algo más ergonómica y no tuviera tanta altura, aunque no nos falta equipamiento para disfrutar de un muy buen nivel de confort, como el apoyabrazos central con dos posavasos integrados y la posibilidad de climatizar las plazas traseras de manera totalmente independiente.

El maletero tiene una capacidad de 455 litros, que no es un mal dato ni mucho menos. Es de apertura y cierre eléctrico y nos permite abatir los respaldos posteriores mediante dos mandos eléctricos. La boca de acceso, pese a que se trata de un tres volúmenes, no está nada mal. Por lo demás, pese a que la iluminación del mismo corre a cargo de un sólo punto de luz, éste, que dispone de tecnología LED, ilumina muy bien todo el entorno. Si se hubiera incorporado otro punto adicional, creemos que sería perfecto. Otro detalle que nos gustaría destacar, es la falta de guarnecido en la parte superior del maletero. Es un detalle que puede ser menor y es muy posible que no le des la mayor importancia, pero creemos que es algo que contrasta bastante en un coche de esta categoría.

Interior digitalizado: soluciones inteligentes y manejo intuitivo

El Clase C, como ya es tendencia en la marca, ofrece un interior casi totalmente digitalizado. Es el primer coche que pruebo con este tipo de soluciones de última hornada que realmente me gusta. Bien es cierto que he necesitado un pequeño periodo de adaptación, pero, una vez superado, admito que no he encontrado mayores problemas. Quizás, los que menos me ha gustado, son los nuevos mandos que agrupan varias funciones en un sólo botón. Funcionan perfectamente, pero no me han convencido demasiado por tacto. Además, da la sensación que Mercedes-Benz ha intentado ahorrar demasiado en costes.

Siempre muy refinado y con un sonido que denota calidad, responde de manera contundente y no se echan en falta más caballos, incluso si te gusta ir rápido.

En el interior destacan las dos enormes pantallas que presiden el salpicadero. La que hace de cuadro de instrumentos es de 12,3 pulgadas, mientras que la central es de 11,9 pulgadas. Ambas nos brindan una magnífica resolución y una interfaz que resulta moderna y muy atractiva (para mí lo mejor de lo mejor que hay en el sector). Es posible seleccionar entre tres estilos de visualizado (discreto, deportivo, clásico) y tres modos (navegación, asistencia, servicio) para personalizar la apariencia de las pantallas. En el modo «deportivo», por ejemplo, predomina el color rojo, y el cuentarrevoluciones central se distingue por su dinamismo. Además, en combinación con las líneas de equipamiento, la nueva Clase C equipa de serie iluminación de ambiente con cables de fibra óptica.

Como equipo opcional puede encargarse un Head-up-Display a todo color. Este equipo proyecta una imagen virtual en formato de 9 x 3 pulgadas (aprox. 23 x 8 cm) por delante del conductor, que la aprecia como si estuviera suspendida por encima del capó, a una distancia aproximada de 4,5 m. Me encanta por lo bien que muestra toda la información y por su buena resolución. Lo he utilizado durante todo el tiempo que he tenido el coche, sobre todo porque me ayudaba a conducir sin desviar la vista de la carretera.

En cuanto al sistema de mando fónico, es posible ampliar la aptitud de diálogo y de aprendizaje activando los servicios online en la Mercedes me App. Además, ahora pueden iniciarse determinadas acciones sin necesidad de pronunciar las palabras clave «Hey Mercedes». Por ejemplo, atender una llamada telefónica. Este mejorado asistente explica también las funciones del vehículo y puede ayudar, por ejemplo, si se desea conectar el smartphone por medio de Bluetooth o si se busca el botiquín de primeros auxilios. En su nueva generación, es también capaz de reconocer la voz de los distintos ocupantes. En mi opinión, sigue siendo el mejor asistente que hay actualmente en el mercado.

El sistema de infoentretenimiento MBUX de segunda generación ha mejorado para ser más fácil e intuitivo de manejar. Es capaz de agrupar muy bien la infinidad de funciones que tiene este coche sin volvernos locos. Especialmente, me ha gustado el diseño y la fluidez con la que funciona el sistema de navegación. Un diez. También destacaría los mandos de la climatización integrados en la pantalla central, que son tan eficaces como unos buenos mandos físicos. Por cierto, el sistema de climatización nos ofrece la posibilidad de aprovechar del calor residual del motor. Se activa desde un botón tátil muy accesible y nos permite calefaccionar el vehículo parado durante unos 90 minutos.

SISTEMA DE PROPULSIÓN

Todas las versiones de la nueva Clase C incorporan algún tipo de electrificación. Nosotros hemos conducido la versión diésel de 200 CV, que responde a la denominación comercial '220d'. Se trata de un motor de 2.0 litros y cuatro cilindros que está asociado, por primera vez, a un alternador arrancador integrado (ISG) en el margen bajo de revoluciones. De este modo, estamos ante un híbrido ligero de 48 voltios con etiqueta ambiental ECO, un detalle importante si estás valorando la posibilidad de adquirir una gran berlina diésel que no esté expuesta a ningún tipo de restricción. Asimismo, esta función permite una reducción del consumo de carburante, una ligera ayuda en cuanto a prestaciones se refiere y una puesta en marcha suave y rápida, de modo que el conductor no percibe prácticamente la parada y el arranque del motor.

Otra de las novedades dentro del apartado mecánico, es que ya no se contemplan versiones de seis cilindros y/o superiores. Todo se reduce a mecánicas de cuatro cilindros con turbocompresor. No obstante, sin llegar a la excelencia que te proporciona un buen seis cilindros, debo reconocer que este diésel tetracilíndrico funciona realmente bien en cuanto a prestaciones y funcionamiento se refiere. Siempre muy refinado y con un sonido que denota calidad, responde de manera contundente y no se echan en falta más caballos, incluso si te gusta ir rápido. En cuanto a consumo, esta versión aprueba con nota, y es que es muy fácil moverse en el entorno de los 6,0 litros a los 100 kilómetros, un registro excepcional si tenemos en cuenta la potencia y la masa de esta berlina. Combinando un recorrido de carretera secundaria (casi siempre en línea recta), un tramo con curvas y desniveles a un ritmo más bien ligero y un último sector por autovía sin exceder los 120 km/h, conseguí una media de poco más de 5,0 litros.

Para integrar la función del ISG se ha perfeccionado el cambio 9G-TRONIC. Esta transmisión, que funciona realmente bien, se utiliza ahora en todos los modelos de la Clase C. El motor eléctrico, la electrónica de potencia y el radiador del cambio, se montan dentro del cambio o junto a este componente. De ese modo se suprimen las conducciones necesarias hasta ahora, lo que aporta ventajas de peso y de espacio de montaje. También ha aumentado el rendimiento del cambio. Entre otras medidas, ha podido reducirse en un 30% respecto al antecesor el caudal de transporte de la bomba de aceite mecánica gracias a la interacción optimizada con la bomba adicional eléctrica. Esto contribuye a mejorar la eficiencia. Al mismo tiempo se incorpora una nueva generación de la gestión del cambio totalmente integrada con procesador multinúcleo y nueva técnica de componentes y conectores. Junto al incremento de la potencia de cálculo, esto hace posible reducir drásticamente el número de interfaces eléctricas, y también disminuye en un 30% el peso de la gestión del cambio en comparación con el modelo anterior.

COMPORTAMIENTO DINÁMICO

Los componentes más importantes del nuevo tren de rodaje con dimensionamiento deportivo son un eje delantero de cuatro brazos y un eje trasero multibrazo, suspendido de un portaeje. El nuevo tren de rodaje constituye la base para el excelente confort de suspensión, de rodadura y acústico, así como para las propiedades ágiles de conducción y el placer al volante. De manera opcional la nueva Clase C está disponible con amortiguación regulable progresiva, o con tren de rodaje deportivo. En los modelos híbridos enchufables de la berlina y del Estate se monta de serie una suspensión neumática en el eje trasero.

Todas las versiones de la nueva Clase C incorporan algún tipo de electrificación. Nosotros hemos conducido la versión diésel de 200 CV, que responde a la denominación comercial '220d'.

En marcha, encontramos la deliciosa calidad de rodadura que esperamos en un Mercedes-Benz. Su pisada sólida y perfectamente filtrada nos hace disfrutar mucho de la conducción. Independientemente de la velocidad o del tipo de carretera, el comportamiento de este nuevo Clase C siempre transmite una sensación de seguridad altísima, una estabilidad sobresaliente y un nivel de adherencia supremo. Por mucho que forcemos la marcha, dentro de unos límites físicos lógicos claro está, el tren delantero sigue fielmente la trayectoria que le marcamos sin que dé síntomas de irse recto por mucho que forcemos la máquina. Por su parte, el trasero, siempre se mantiene aplomado y ayudando sin que se note lo más mínimo. Sin duda, este Clase C está muy por encima de sus rivales en este apartado. Por el contrario, yo mejoraría el tacto del freno y de acelerador en conducción urbana. En este tipo de condiciones, cuesta mucho precisar para que la frenada y la aceleración seas más progresivas. En este último caso, cuando salimos desde parado o a muy baja velocidad, hay que esforzarse para que la aceleración no sea tan reactiva, incluso con el modo 'Confort' o 'Eco' activados.

Si optas por la versión AMG-Line de esta prueba, cosa que te recomendaría, debes tener precaución con los bordillos muy altos y con los badenes de dudosa legalidad, pues es muy posible que, sobre todo en el segundo caso, roces con la parte inferior del paragolpes aunque circules a velocidades legales. Es un coche perfectamente utilizable y válido para el día a día, pero también requiere de ciertos cuidados para no generar desperfectos.

Faros matriciales: potencia lumínica extraordinaria

Conducir de noche con este Mercedes-Benz es una experiencia que recomiendo. No sólo por su sobresaliente calidad de rodadura, sino por el ambiente que nos regala la iluminación ambiental de su interior, la magnífica calidad de sonido de su equipo firmado por el especialista alemán Burmester, la excelente climatización con función de masaje en los asientos y, en especial, por el soberbio alumbrado opcional matricial con tecnología LED ya estrenado en la nueva Clase S, que utiliza nada más y nada menos que 1,3 millones de microespejos para alcanzar una definición superior a 2,6 millones de píxeles. Esto es otro nivel.

Este sistema abre posibilidades casi ilimitadas de distribución de la luz con alta definición, adaptándola de forma sobresaliente a las condiciones del entorno. Pero la tecnología de los faros no es el factor decisivo. Más importante aún es la inteligencia digital que los respalda. Los sistemas de cámaras y sensores del vehículo reconocen a otros usuarios de la vía, y potentes procesadores evalúan en milésimas de segundo los datos y los mapas digitales y emiten órdenes a los faros para ajustar óptimamente la distribución de la luz en todas las situaciones. El resultado es una visibilidad extraordinaria para el conductor, sin peligro de deslumbrar a otros usuarios de la vía, así como funciones innovadoras que aumentan la seguridad. Una de las funciones a destacar, son las luces de carretera Ultra Range, que establece un récord mundial con su alcance, y ofrece la mejor visibilidad y claridad viables sin deslumbramiento gracias a su avanzada concepción técnica. Funciones innovadoras que asisten al conductor y permiten una comunicación con otros usuarios de la vía mejoran claramente la seguridad al conducir de noche.

En cuanto a asistentes a la conducción se refiere, el Clase C de quinta generación tiene todo lo que puedes esperar en una berlina de gama alta; un avanzado sistema de estacionamiento y todo lo necesario para mantener el coche en la carretera y evitar colisiones inoportunas. Me ha gustado mucho lo bien que funcionan los asistentes del regulador y limitador de velocidad. El que nos permite mantener la velocidad con el coche precedente es perfecto, pues es sumamente progresivo y no genera incómodas deceleraciones como ocurre en la inmensa mayoría de los coches. Por su parte, el que asiste a la dirección, mantiene el coche por el carril sin brusquedades. Si no fuera porque la ley (también el coche) nos obliga a mantener las manos al volante, ya podríamos circular de manera totalmente autónoma por carretera.