Prueba del Renault Mégane E-TECH Plug-in 160 CV RS Line
Es uno de los eléctricos enchufables más interesantes por coste de adquisición. También destaca por consumo, equipamiento y acabado interior.
Renault sigue ampliando su gama de modelos electrificados. En este caso, el protagonista es el Renault Mégane, que incorpora la tencología enchufable a su carrocería compacta de cinco puertas. Hasta ahora, esta opción mecánica únicamente estaba disponible en el modelo familiar, el que responde a la denominación comercial Sport Tourer.Toda la base mecánica no varía respecto a la versión ya existente, pues se mantiene la combinación de un motor de gasolina 1.6 litros, dos motores eléctricos, una caja de velocidades multimodo sin embrague y una batería con una capacidad de 9,8 kWh (400V). Gracias a todo este conjunto de elementos mecánicos, se consigue una autonomía que permite circular 50 kilómetros en todo eléctrico hasta a 135 km/h en ciclo mixto (WLTP) y hasta 65 kilómetros en ciclo urbano (WLTP City). En ciclo mixto, es un coche muy eficiente, pues emite menos de 40 gramos de CO2/km (cifra WLTP).
Muy buenos registros tanto en ciudad como en carretera
Ya en marcha, el consumo que hemos obtenido ha sido el esperado en un coche de esta masa y potencia. Como coche convencional, es decir, con la batería completamente descargada (siempre mantiene una reserva de una cuarta parte que permite tener viva a la parte eléctrica para poder asistir permanentemente cuando iniciamos la marca y en otro tipo de circunstancias), el consumo ponderado que hemos obtenido ha sido de 5,4 litros/100 km, una cifra fantástica que equivale a una versión diesel equivalente. Por el contrario, si decidimos circular con la batería completamente cargada, algo que es lo recomendable y casi obligatorio en un coche de este tipo, el consumo eléctrico fue de unos 14,3 kWh/100 km, también una muy buena cifra.
Adicionalmente, para mejorar la gestión del consumo energéticos y los parámetros de conducción, disponemos de tres perfiles diferentes que se pueden seleccionar fácilmente desde la pantalla multifunción o desde un botón físico deditado para tal efecto. Son los siguientes:
- Pure: accesible desde los ajustes de la pantalla y por un botón específico en el salpicadero, permite bascular a todo eléctrico siempre que haya reservas suficientes para ello.
- MySense: optimiza el modo híbrido, por lo que reduce los costes de uso. Su función «E-Save» permite conservar una reserva de carga (un 40 % de la batería como mínimo) y pasar a una conducción eléctrica en el momento elegido (para circular por el centro de la ciudad, por ejemplo).
- Sport: permite sacar el máximo partido a las prestaciones al combinar la potencia de los tres motores.
La tracción eléctrica tiene la prioridad
La experiencia de conducción inédita que ofrece el Mégane E-TECH Híbrido Enchufable se basa en primer lugar en la prioridad dada al uso de la tracción eléctrica. Dado que cada arranque se efectúa en modo 100% eléctrico, la sensación al volante y el placer de conducción son los mismos que a bordo de un vehículo eléctrico como un ZOE: par disponible inmediatamente y respuesta instantánea al acelerar. Este comportamiento dinámico se percibe por supuesto en la ciudad y en los circuitos periurbanos (donde las paradas y las reaceleraciones son frecuentes), pero también en vías rápidas gracias a la aportación de energía eléctrica que se suministra al solicitar el acelerador.
A bordo, el confort mejora gracias al silencio de los motores eléctricos: no se escucha ningún ruido procedente del capó cuando funcionan sin el motor térmico y el nivel sonoro baja considerablemente cuando son completados por el motor térmico, con lo que no se les obliga a funcionar a un régimen alto.
Finalmente, se ha realizado un trabajo especial para encontrar el equilibrio adecuado en carretera entre comportamiento dinámico y preservación del confort. Con el fin de compensar el sobrepeso de las baterías –y aunque el reparto de las masas no cambia de manera significativa gracias a su implantación bajo la banqueta trasera–, el tren trasero ha cambiado su eje semirrígido por un sistema multibrazos y los ingenieros han adaptado muy finamente los reglajes de suspensión. Todos estos cambios se traducen en un muy buen comportamiento en carretera, una clara seña de identidad de este modelo.
Adicionalmente, para disfrutar de un alto nivel de seguridad, tanto en ciudad como en carretera, el Renault Mégane ofrece diferentes ayudas a la conducción que en esta gama renovada han sido mejoradas. Entre los elementos a destacar, equipa el asistente de conducción semiautónoma de nivel 2, que cuenta con función Stop & Go y asistencia al centrado en el carril. Activo de 0 km/h a 160 km/h, este equipamiento está disponible en las versiones equipadas con caja automática EDC. El asistente regula la velocidad del vehículo y mantiene las distancias de seguridad con el vehículo que lo precede garantizando el centrado en el carril. Esta ayuda a la conducción, especialmente útil cuando el tráfico es denso y en autopista, permite al nuevo Mégane detenerse y volver a arrancar de manera automática tras un periodo de 3 segundos sin acción del conductor. Por lo demás, tampoco faltan elementos como la frenada activa de emergencia, la alerta de ángulo muerto, la alerta de salida de carril, alerta de somnolencia, asistente automático de estacionamiento, encendido/apagado automático de luces en carretera y sistema de reconocimiento de señales.
Exterior: una gama renovada que aporta ligeros cambios para ponerse al día
Desde el pasado verano, Renault realizó una serie de mejoras en toda la gama Mégane. Si comenzamos por las modificaciones estéticas, apenas notarás cambios respecto al anterior modelo. El único detalle claramente diferenciador son los pilotos posteriores, que tienen un diseño distinto y una iluminación completamente renovada. Además, desde el primer nivel de acabado, está disponible la tecnología LED, que sustituye a las antiguas luces halógenas. Estos nuevos faros, aún más eficaces, mejoran la intensidad de la luz y amplían el alcance de la iluminación cerca de un 30 %. Junto a los faros, las luces traseras y antiniebla conforman una iluminación completamente LED.
En la parte delantera, el renovado Mégane dispone de un nuevo paragolpes y una nueva calandra. La rejilla inferior también se ha renovado e incluye una animación cromada a partir del tercer nivel de equipamiento. Además, el marco de las luces antiniebla incorpora ahora una moldura cromada y los deflectores de aire aparecen en la parte delantera de los pasos de rueda para mejorar la aerodinámica.
En la parte trasera, tal y como he comentado con anterioridad, la principal novedad son los grupos ópticos, que disponen de tecnología LED e intermitentes dinámicos, algo que se está poniendo muy de moda. También es novedad la integración de un nuevo faldón en la zona inferior del paragolpes.
En la vista lateral, las novedades se central en la iluminación de las empuñaduras de las puerta y la renovada gama de llantas de 16 a 18 pulgadas.
Desde el momento del lanzamiento, se ofrecen 10 colores de carrocería. Tres de ellos son nuevos: cobre solar, gris báltico y el nuevo gris Highland. Con el acabado R.S. Line sólo hay disponibles 7 colores, todos opcionales salvo el Negro Brillante, que es gratuito y sería una de mis elecciones (mi segunda opción sería el Azul Rayo, que tiene un coste de 831 euros). Nuestra unidad de pruebas lucía la tonalidad Rojo Deseo, que tiene un coste de 727 euros.
Si optas por la nueva versión deportiva R.S. Line, que es la que nosotros hemos tenido la oportunidad de probar, tendrás un coche con un aspecto más deportivo. Las diferencias estéticas se centran en unos paragolpes distintos, una calandra de tipo 'nido de abejas', dos láminas con la firma R.S. Line (en las aletas delanteras y en la parte izquierda del portón trasero) y unas llantas de aleación de 17’’ Monthlery o 18’’ Magny-Cours específicas. En el paragolpes trasero, encontramos unos escapes simulados que quedan muy bien en lo estético, pero que no dejan de ser un atrezo, algo que a mí no me gusta. En mi opinión, la anterior versión GT estaba mejor resuelta en este sentido.
Por lo demás, el acabado exterior no deja lugar a la crítica, pues todo ofrece una buena terminación en líneas generales. Quizá, sería mejorable la apertura y cierre de las puertas, sobre todo en las traseras. En ambos casos, se echa en falta un tacto algo más refinado, tanto al abrirlas como al cerrarlas. Mejor tacto tiene le portón posterior, que está bien asistido por dos telescópicos y ofrece un cierre bastante bien amortiguado.
Interior: actualizado y con un aire más deportivo en la version R.S. Line
Ya dentro, el Mégane es un compacto que deja muy buenas sensaciones. A diferencia de otros modelos de Renault, incluso los más altos de gama (Koleos y Espace), este Mégane da la impresión de ser un coche bien fabricado con materiales que transmiten buenas hechuras tanto al tacto como a la vista. Destaca la parte superior del salpicadero, que está fabricada en un solo molde de material blando que resulta consistente y aporta mucha solidez al conjunto del salpicadero. En la parte inferior los materiales son peores, pero no desentonan en ningún caso.
La versión R.S. Line cuenta con un equipamiento y decoración específica, como los asientos sport de tipo buquet con sujeción lateral reforzada, insertos con un look carbono, un volante deportivo de cuero perforado marcado con el doble diamante R.S y pedales sport de aluminio. Por último, un ambiente de color negro salpicado con una nueva armonía de pespuntes y ribetes rojos y grises en los asientos y la palanca de velocidades marcan la diferencia en esta variante deportiva.
Llega el momento de sentarse en el puesto de conducción. Desde el primer momento, al menos en mi caso, no terminé de encontrar la postura ideal al volante, no sé si por el diseño del asiento o la disposición de los mandos. Los asientos me parecen buenos por calidad y acabado, pero no tanto por ergonomía (he echado en falta que recogieran mejor el cuerpo y que la banqueta tuviera regulación en longitud).
El diseño y la disposición de los mandos, como suele ser habitual en Renault, es buena. A diferencia de otros coches con consolas digitalizadas, en el Mégane hay botones físicos para activar diferentes funciones. Con buen criterio, para regular la temperatura, se mantienen los mandos giratorios. No obstante, el mando que regula el volumen del equipo de sonido, que también era giratorio, ahora desaparece para integrarse como botón virtual en la pantalla multifunción. Un error bajo mi punto de vista.
Por primera vez, el nuevo Mégane, incorpora, según las versiones, un tablero de bordo digital con pantalla de 10,2 pulgadas. Este incluye navegación GPS para personalizar la experiencia de conducción de una forma muy intuitiva. Como es habitual en este tipo de cuadros, su diseño varía en función del modo de conducción elegido y muestra mucha información. Este de Renault me gusta bastante.
En el centro del salpicadero encontramos una pantalla multimedia nueva de 9,3 pulgadas. Al igual que el cuadro de instrumentos, tanto la resolución como la calidad de la propia pantalla, es de bastante calidad, de lo mejor que nos podemos encontrar en un coche de este segmento. Además, a diferencia de otros fabricantes, el software funciona muy rápido, está muy bien desarrollado para que tenga una utilización rápida e intuitiva y plantea una interfaz moderna.
El Renault Mégane sigue siendo un compacto que destaca por ofrecer buenos niveles de habitabilidad en las plazas posteriores; hay suficiente espacio en todas las cotas y los asientos resultan confortables. No obstante, para mi gusto, la banqueta se queda algo corta y los reposacabezas resultan incómodos, pues no tienen las suficientes regulaciones para situarlos en la posición óptima. Lo que sí me gustó, fue el confortable apoyabrazos central, que queda a la altura perfecta e integra unos posavasos (una pena que no fueran escamoteables).
La apertura eléctrica del portón nos permite acceder a un volumen de 261 litros, una cifra 124 litros inferior si entramos que la que ofrecen las versiones térmicas. No disponemos de doble fondo para organizar mejor la carga y dejar un piso completamente plano. Cuando se abaten los asientos, además de ver que la parte posterior de éstos se ve algo descuidada, disponemos de un volumen máximo de 1.117 litros (171 litros menos que las versiones térmicas). Un detalle que me sorprendió muy positivamente, es que todo el entorno del porton está totalmente cubierto, por lo que no deja ni chapa ni cableado a la vista. Además, también deja una impresión más agradable a la vista y sirve para insonorizar mejor el habitáculo.
Conclusión
Siempre y cuando saques partido a la parte eléctrica del sistema de propulsión, este coche es muy interesante como opción de compra. Ofrece un precio competitivo frente a sus alternativas, es muy satisfactorio en cuanto a equipamiento se refiere y cuenta con unos niveles de calidad de lo mejor dentro de la marca. Por tanto, si tienes fácil acceso a la hora de recargar las baterías, es un coche que puede ser muy interesante, pues puedes sacarle mucho partido y conseguir un coste de utilización realmente bajo. Además, frente a un eléctrico puro, este tipo de coches enchufables cuentan con la función adicional de utilizarlos como vehículos térmicos convencionales, lo que aporta una gran polivalencia.
GUSTAVO RODRÍGUEZ HERNANDEZ
Periodista especializado con 20 años de experiencia en el sector de la automoción. Fue director del área de Motor de Cadena Cope Castilla y León durante 3 años. Posteriormente, fue redactor y probador de coches en AUTOhebdo Sport, Revista Top Auto y sobrecoches.com. Desde el año 2011, es el responsable de pruebas y producto de cochesyconcesionarios.com
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