Pureba del Kia Picanto 1.2 DPI 79 CV GT-Line

EXTERIOR

Una actualización estética que sí se nota

Aunque el Picanto mantiene su plataforma y proporciones, el rediseño exterior le da un aire más moderno y diferenciador. El frontal adopta la firma visual de los últimos modelos de Kia, con faros LED rediseñados, nueva firma luminosa y una parrilla más estilizada. El paragolpes delantero es más ancho y bajo, reforzando esa sensación de anchura.

En la zaga, los pilotos verticales con diseño de tipo boomerang también se unen mediante una tira LED, lo que ayuda a reforzar su identidad visual. En el caso del acabado GT-Line, se añaden detalles decorativos en rojo, salidas de escape falsas, y unas llantas de aleación de 16 pulgadas que le otorgan un aire más deportivo, aunque también penalizan ligeramente el confort.

Hasta nueve colores de carrocería y llantas de 16 pulgadas

Una selección de nueve acabados de pintura permite al Picanto destacar con una atrevida imagen exterior. Cuatro son nuevos: Signal Red, Smoke Blue, Sporty Blue y Adventurous Green.

La versión de entrada del Picanto está dotada de llantas de 14 pulgadas de serie.
Opcionalmente, se puede elegir entre las nuevas llantas de aleación de 14 o 16 pulgadas.

INTERIOR

Interior funcional, sin lujos, pero mejor resuelto

El habitáculo mantiene un enfoque sencillo, con un diseño que resulta más que correcto en cuanto a funcinalidad se refiere. Se nota que Kia ha hecho un esfuerzo por modernizar el conjunto con una pantalla de 8 pulgadas bien integrada y un nuevo cuadro digital de 4,2 pulgadas. Eso sí, este último no es totalmente personalizable y la información que ofrece es limitada.

El sistema multimedia funciona con fluidez, es compatible con Android Auto y Apple CarPlay, y ofrece servicios conectados en las versiones superiores. En cuanto a materiales, el uso de plásticos duros es generalizado, pero el montaje es correcto y no hay crujidos ni vibraciones anómalas.

En plazas delanteras, el espacio es suficiente incluso para personas altas, y los asientos, aunque con un mullido algo firme, ofrecen una sujeción razonable. Las plazas traseras son aptas para dos adultos en trayectos cortos, aunque el espacio para las piernas es limitado. El maletero, con 255 litros de capacidad, está en la media del segmento y tiene formas aprovechables.

Un aspecto más deportivo

El GT-line incluye de serie el acabado negro brillante. Las opciones de color siempre incluyen asientos y reposabrazos de las puertas personalizados en cuero sintético, así como molduras de color alrededor de los
aireadores y la palanca de cambios.

SISTEMA DE PROPULSIÓN

Un motor sencillo que cumple en ciudad, pero poco más

El 1.2 CVVT de 79 CV es un bloque atmosférico de cuatro cilindros, lo que lo diferencia de muchos rivales que han optado por tricilíndricos o incluso motores turbo. Su respuesta es progresiva y suave, sin vibraciones molestas, y su funcionamiento es ideal para desplazamientos urbanos.

En ciudad se mueve con agilidad y se agradece su dirección ligera, que facilita las maniobras. Sin embargo, en carretera o autopista, sus carencias son evidentes: hay que recurrir a cambios de marcha constantes para mantener el ritmo, y las recuperaciones requieren paciencia. El motor estira bien, pero a costa de un nivel sonoro elevado y un consumo que puede superar los 7 l/100 km si se circula con carga o a ritmos altos.

La caja de cambios manual de cinco marchas tiene un tacto correcto, con recorridos cortos y un embrague blando, lo cual se agradece. También se ofrece una caja automática (AMT) robotizada, aunque no la hemos podido probar en esta ocasión.

COMPORTAMIENTO DINÁMICO

Suspensiones secas y comportamiento urbano ágil

El chasis del Picanto sigue ofreciendo un comportamiento equilibrado, con un enfoque claramente orientado al entorno urbano. El coche se siente ágil en ciudad, con un radio de giro reducido y un peso contenido (en torno a 980 kg), lo que ayuda a que el pequeño bloque 1.2 no se sienta ahogado.

No obstante, las suspensiones tienen un tarado más bien firme, y con las llantas de 16 pulgadas del acabado GT-Line, las irregularidades del asfalto se transmiten con claridad al interior. El aislamiento acústico, mejorado respecto a su predecesor, es aceptable en ciudad, pero insuficiente en carretera.

En cuanto a frenos y dirección, el tacto es adecuado para el tipo de coche que es, aunque se nota cierta falta de precisión en maniobras más exigentes. No es un coche pensado para ritmos altos, y eso se percibe claramente.

Seguridad reforzada con asistentes de serie

Una de las grandes bazas de esta actualización es la mejora en seguridad. Ahora, el Picanto ofrece de serie varios asistentes de conducción que hasta hace poco eran impensables en este segmento: frenada automática de emergencia con detección de peatones, asistente de mantenimiento de carril, luces automáticas y control de crucero. También puede incluir alerta de tráfico cruzado trasero y detector de ángulo muerto.

Estos sistemas funcionan correctamente y aportan un plus de tranquilidad, especialmente en ciudad. Eso sí, algunas funciones están limitadas a los acabados superiores, lo que obliga a subir de versión si se quiere disfrutar del paquete completo.

Precio competitivo, pero condicionado por el equipamiento

El Kia Picanto parte de unos 16.000 euros en España, con promociones y descuentos aplicables según la versión y la financiación. El modelo probado, con motor 1.2 CVVT y acabado GT-Line, se sitúa algo por encima de los 19.000 euros.

El precio puede parecer elevado para un coche de este tamaño, pero la disposición de equipamiento tecnológico y de seguridad, junto con la garantía de 7 años, compensa en parte la inversión. Eso sí, en un mercado donde los coches del segmento A están desapareciendo, la falta de opciones hace que el Picanto sea casi una rareza.