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Con el AMI en ciudades de acceso limitado al centro no hay fronteras, y tampoco hay que hacer maniobras para circular por el casco antiguo de la ciudad más medieval porque gira como una bicicleta, en cualquier parte. El motor empuja más que suficiente como para ser uno de los primeros en la salida de cada semáforo y en alguna rotonda hasta lo puedes pasar bien. Frena bien, se conduce fácil y llegas a todas partes. La visibilidad es buena porque dispone de una gran superficie acristalada. Lo único que no nos acaba de convencer es que no tenga algún sistema de climatización, lo encarecería mucho y reduciría su autonomía, pero tanto cristal… en agosto, en algunos puntos de España puede ser una sauna con ruedas, aunque sea solo para un trayecto de 10 minutos. Nada es perfecto.