Prueba del Ford Capri

EXTERIOR

El nuevo Capri de Ford conserva poco más que el nombre de aquel coupé estilizado de hace medio siglo. En persona transmite una imagen sólida, con proporciones más de SUV bajo que de deportivo tradicional, pero con detalles que intentan rendir homenaje al pasado: faros rasgados, una zaga muy marcada y líneas de cintura ascendentes que aportan musculatura al conjunto.

En esta versión Premium RWD, las llantas opcionales de 21 pulgadas y el color Azul My Mind metalizado refuerzan su presencia. Los faros matriciales LED —exclusivos del acabado superior— aportan buena visibilidad y un toque tecnológico. No es un coche que pase desapercibido, pero tampoco busca la extravagancia: el diseño equilibra sobriedad con un punto de nostalgia reinterpretada.

Las proporciones están bien resueltas, aunque el volumen del pilar trasero penaliza algo la visibilidad posterior, algo habitual en este tipo de carrocerías. En cambio, los ajustes de carrocería y la sensación de solidez general confirman el buen trabajo de fabricación en la planta de Colonia.

INTERIOR

Puertas adentro, el Ford Capri sorprende por su atmósfera tecnológica y su cuidada ejecución. La pantalla táctil central SYNC Move de 14,6 pulgadas, ajustable en altura y ángulo, se convierte en el centro del habitáculo. Su funcionamiento es fluido, con una interfaz clara y compatibilidad inalámbrica con Android Auto y Apple CarPlay. A su alrededor, el salpicadero mantiene un diseño limpio, con una iluminación ambiental configurable que ayuda a crear un ambiente moderno pero no recargado.

Los asientos AGR con ajuste eléctrico, memoria y función de masaje merecen una mención especial. Combinan buen soporte lateral con confort en trayectos largos, algo esencial en un eléctrico pensado para recorrer muchos kilómetros. El techo panorámico fijo aporta luminosidad y refuerza la sensación de amplitud.

En el apartado práctico, los 572 litros de maletero más la MegaConsola de 17 litros y el compartimento My Private Locker confirman la vocación familiar del modelo. La calidad de materiales es homogénea, con un uso sensato del cuero sintético Sensico y plásticos bien ajustados. Todo transmite la impresión de un coche diseñado y afinado para el mercado europeo.

SISTEMA DE PROPULSIÓN

La versión RWD de autonomía extendida equipa un motor trasero de 286 CV (210 kW) y 545 Nm de par, alimentado por una batería de 77 kWh útiles. Sobre el papel, acelera de 0 a 100 km/h en 6,4 segundos y alcanza 180 km/h de velocidad máxima. La autonomía WLTP de hasta 627 km sitúa al Capri en el grupo de eléctricos con mayor rango realista dentro de su categoría.

En el uso diario, la respuesta del motor es inmediata, como en todo eléctrico, pero aquí se percibe un ajuste más progresivo que en otros modelos de prestaciones similares. El acelerador dosifica bien la potencia, permitiendo circular en ciudad con suavidad y sin sobresaltos. En autopista, el empuje a medias revoluciones resulta contundente y la reserva de par facilita los adelantamientos sin esfuerzo.

La recarga en corriente continua admite hasta 135 kW, lo que permite pasar del 10% al 80% en unos 28 minutos, suficiente pero no sobresaliente frente a los rivales que ya alcanzan 200 kW o más. En corriente alterna, carga a 11 kW, ideal para enchufes domésticos o puntos de carga públicos habituales.

Durante el recorrido, el consumo medio se mantiene en torno a los 16 kWh/100 km a ritmos legales, cifra razonable para un coche de su tamaño (más de dos toneladas) y prestaciones.

COMPORTAMIENTO DINÁMICO

En carretera, el Capri demuestra un equilibrio notable entre confort y precisión. La suspensión, ajustada específicamente para el mercado europeo, filtra bien los baches urbanos y mantiene el control en apoyos rápidos. El modo Sport endurece la dirección y agudiza la respuesta del acelerador, ofreciendo una conducción más directa y ágil, sin perder refinamiento.

En autopista, la estabilidad lineal es impecable: transmite sensación de aplomo y silencio de marcha gracias a una buena insonorización y al bajo centro de gravedad que aporta la batería. En tramos secundarios, el eje trasero propulsor le da un toque de dinamismo poco habitual en SUV eléctricos. La dirección, precisa y bien ponderada, transmite más de lo esperado, aunque el peso total del conjunto se nota al forzar el ritmo.

Los asistentes de conducción —especialmente el Control de Crucero Adaptativo Inteligente y el centrado de carril incluidos en el Paquete Driver— funcionan con suavidad, sin correcciones bruscas. Es un coche que invita más a conducir fluido y disfrutar del silencio que a buscar el límite del chasis.