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PRUEBAS DE VEHÍCULOS
24/04/2013
Por Goti Martínez Pérez

Prueba del Ford B-Max 1.0 Ecoboost 125 CV

Destaca en Habitabilidad, mejorable en consumos

El Ford B-Max es uno de los mejores utilitarios que he probado últimamente. Frente a otros coches de similar tamaño y precio, destaca por la calidad de realización, tacto de conducción y cualidades prácticas para el día a día.

Lo primero que llama la atención de este utilitario con carrocería de monovolumen, son sus puertas traseras correderas y la ausencia del pilar central. Con esta solución, se consigue un mejor acceso al interior para, por ejemplo, instalar un dispositivo de retención infantil o acomodar a los más pequeños de la casa. Lo peor de este tipo de puertas, es que no son tan cómodas de abrir y cerrar como unas convencionales.

Motor tricilíndrico

Bajo el capó encontramos un pequeño motor de última hornada, que presenta una arquitectura de tres cilindros con casi un litro de cilindrada, inyección directa y turbo. Con todo este coctel tecnológico, se consigue una potencia de 125 CV a 6.000 rpm y un par motor máximo de 200 Nm entre 1.800 rpm a 4.500 rpm.

A mí, personalmente, esta nueva generación de motores de tres y dos cilindros no me terminan de convencer, aunque no niego que rindan por encima de sus posibilidades. En el caso del 1.0 EcoBoost de 125 CV, debo decir que esperaba algo más. Por rendimiento es una mecánica aceptable, pero con una respuesta algo pobre a bajas revoluciones, algo criticable en un coche que se va a mover fundamentalmente en un entorno urbano. De todas formas, a regímenes superiores tampoco termina de responder en la medida que cabe esperar en un motor de 125 CV.

Por consumo, tampoco es una mecánica brillante. En carretera, a velocidades legales, sin ocupantes y equipaje, no he sido capaz de consumir menos de 7,9 litros, lo que me parece una cifra desproporcionada. Ya en ciudad, como cabe esperar y pese a que equipa un sistema Auto Start-Stop, lo registros no son mejores, y en condiciones normales cuesta mucho bajar de 9,1 litros.

Los ruidos generados por el motor, rodadura y aerodinámica están bastante contenidos y no visitan el habitáculo de forma notoria, y eso que nuestra unidad equipaba el techo panorámico. El motor, que a regímenes bajos no es muy ruidoso, sí que se hace notar con mayor protagonismo cuando lo llevamos a un régimen de giro alto.

Al volante

Cuando nos ponemos en marcha, el B-Max sorprende gratamente por su buena pisada y calidad de rodadura. En este sentido, el pequeño modelo de Ford está muy por encima de casi todos sus rivales e, incluso, de modelos más grandes y costosos.

La dirección tiene un tacto formidable, además de ser precisa y de transmitir perfectamente la posición de las ruedas delanteras.

Por estabilidad, es un coche satisfactorio que cumple más que de sobra para el tipo de conducción que va a recibir y para que resulte seguro en cualquier tipo de circunstancia; una frenada a altas velocidades o un cambio de dirección a una velocidad media.

En condiciones normales, la suspensión transmite firmeza, pero no una sequedad reseñable como para que el B-Max termine siendo incómodo (la suspensión filtra bien las imperfecciones sin que nos sacuda de forma desagradable).

Nuestra unidad de pruebas equipaba unos neumáticos de verano Bridgestone potenza re050a 205/45r17 88v. Su nivel de adherencia en seco es más que suficiente para un coche de este tipo.

Amplitud en su interior

Todo el habitáculo está bien concebido para que sea práctico, aunque debemos tener presente que se trata de un coche pequeño de poco más de cuatro metros de largo.Además, para mejorar la versatilidad, los asientos traseros y el de la plaza del acompañante, se pueden abatir para, por ejemplo, transportar objetos de generosa longitud.

Su interior es bastante amplio para que puedan viajar cuatro adultos sin estrecheces. En las plazas traseras también pueden ir dos niños con dispositivos de retención infantil. Lo peor de las plazas traseras, es que los paneles de las puertas correderas no cuentan con un apoyabrazos, lo que resulta bastante incómodo.

Una de las cosas que más me ha sorprendido del Ford B-Max, es su calidad de realización. Es muy superior a la que presentan casi cualquier utilitario de su segmento -si excluimos al Volkswagen Polo o el Audi A3-. La calidad de la mayoría de los materiales y su correspondiente acabado mejora, incluso, a la de más de un modelo compacto.

El diseño del interior va muy en la línea del nuevo Ford Focus, con un salpicadero y mandos de aspecto moderno. En cuanto a funcionalidad, aunque la consola tenga cierta recarga de botones, uno se termina acostumbrando con rapidez para manejarlo todo de forma cómoda e intuitiva.

El maletero tiene una capacidad de 318 litros. Para aumentar esta cifra hasta los 1.386 litros, se pueden abatir los respaldos de los asientos traseros en proporción 60/40. En estas condiciones, hay una gran capacidad de carga y se dispone de un piso de carga prácticamente plano. El maletero está equipado con algún compartimento y gancho y, además, debajo del piso se oculta un extintor, una red para sujetar la carga, los triángulos de señalización, las herramientas y las luces de repuesto.

Qué tenemos y por cuánto

Entre todo el equipamiento que ofrece el Ford B-Max, destaca el sistema SYNC, que supone un avance en comunicación y entretenimiento. Esta solución, desarrollada conjuntamente con Microsoft, permite realizar y recibir llamadas telefónicas mediante un dispositivo Bluetooth, escuchar los mensajes de texto que recibamos en nuestro teléfono móvil o escuchar archivos de música entre lo más destacable.

Ya que hablamos de música, no quiero pasar por alto el sistema de audio exclusivo premium de Sony. Sus ocho altavoces de alto rendimiento y un amplificador Sony de 4x25 vatios, permiten que la calidad del sonido sea bastante buena.

El Ford B-Max asociado al motor 1.0 EcoBoost de 125 CV y al acabado intermedio Titanium, su PVP es de 19.050, pero coo siempre a través de nuestro comparador sabrás el precio puesto en carretera. Con descuento, no es de las opciones más económicas de su segmento, de hecho, un Chevrolet Orlando, que sin ser un coche comparable, es un coche familiar de mayor tamaño y categoría, puede llegar a costar prácticamente lo mismo con un motor mucho más potente (1.8 de 141 CV).

Nuestra conclusión:

El Ford B-Max no es el típico coche que enamora a primera vista, ni tan siquiera emociona cuando lo conduces, pero es un coche muy práctico y más que válido para usarlo a diario y para moverse en ciudad. Las puertas correderas traseras aportan mucho para tener un mejor acceso al habitáculo, y la calidad que transmite al tocarlo y conducirlo sorprende. El pequeño motor tricilíndrico de 125 CV no es muy brillante por prestaciones y, sobre todo, consumo.

Texto:Gustavo Rodríguez

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