¿Estamos preparados para la llegada de los primeros coches eléctricos? (II)

Ayudas para los fabricantes

Tesla Motors, que nació en el 2002 como fabricante de automóviles de emisiones cero, ha recogido beneficios el pasado mes de julio por primera vez en su historia. Han sido unos 700.000 euros que le dan alas para seguir desarrollando el Tesla S Sedán. Y es que, Tesla comercializa únicamente el Roadster, un deportivo biplaza eléctrico que cuesta la friolera de 75.000 euros. La berlina, que llegará el año que viene con una autonomía cercana a los 480 kilómetros, costará la mitad.

Tesla vende sus dos modelos únicamente en Estados Unidos. De hecho, la Administración Obama le ha dado una inyección en forma de crédito de bajo interés por valor de 328 millones de euros. La compañía invertirá parte de ese dinero en expandirse; en abrir nuevos concesionarios en distintas ciudades estadounidenses y también en Europa. Así, antes de que termine el año, Tesla abrirá sedes en Alemania, un país con una mentalidad automovilística muy arraigada y en el que sus coches pueden tener bastante éxito; y Mónaco, con unos habitantes con una cartera muy abultada y que están ansiosos por conducir los últimos deportivos.

Esa inyección de millones por parte del Gobierno estadounidense ha sido para que Tesla no desaparezca. La crisis le había afectado, exactamente igual que a todo el sector, y su futuro no era muy prometedor. Pero Obama cree que el futuro de la automoción pasa por los coches eléctricos. De hecho, tiene un objetivo similar al del ministerio de Industria español: un millón de coches eléctricos circulando por sus carreteras en el 2015.

En España existe el Plan Integral de Automoción (PIA), dentro del cual está incluido el MOVELE. La función del PIA es mantener el empleo en el sector del automóvil y a su vez, mejorar su competitividad. Y para hacer esto último, hay subvenciones para, entre otras muchas empresas, 19 fabricantes de automóviles y camiones. Con el dinero que han recibido a raíz de este Plan, las marcas tienen que desarrollar nuevos productos e implantar nuevos procesos de producción en sus plantas que mejoren de forma significativa la protección del medio ambiente y la eficiencia energética. Porque Industria quiere que España, además de consumidor, sea un importante exportador de coches eléctricos.

Y está muy bien dar ayudas a los clientes para que adquieran coches eléctricos (y caros), pero antes las marcas tienen que fabricarlos.

Seat, Ford, GM, Mercedes, Nissan, Peugeot, Citroën, Renault y Volkswagen están en la lista de beneficiarios del Plan Integral de Automoción. Eso no quiere decir que las plantas que esas marcas tienen en España vayan a fabricar coches eléctricos, baterías o cualquier otro tipo de componente de los mismos. De hecho, Volkswagen, por ejemplo, no ha mostrado hasta ahora ningún interés por los vehículos de este tipo.

Pero Renault y Nissan tienen firmada una alianza para desarrollar coches eléctricos que les ha reportado sendos contratos con Portugal, Francia, Irlanda e Israel para abastecer sus carreteras. Seat, por su parte, anunció hace pocos meses que estaba desarrollando un León eléctrico.

Y Galicia quiere que la planta de Citroën de Vigo tome parte en el desarrollo del futuro coche eléctrico del grupo PSA.

De cualquier modo, si el coche eléctrico es el futuro (y nuestro Gobierno y la mayoría de los fabricantes lo creen), las plantas de automóviles tienen que estar adaptadas a su fabricación. Darles ayudas económicas para conseguir dar ese paso adelante es un incentivo muy importante.

Ya existieron coches eléctricos que desaparecieron, dicen, por presiones de la industria petrolera. Pero a día de hoy no hay excusa: hay que resucitarlo para que la subida del precio del petróleo y su posterior escasez no pille a nadie por sorpresa. Y porque las emisiones de CO2 de los automóviles son tan nocivas que tienen que desaparecer.