Comparativa: SEAT Arona - Toyota Yaris Cross

Compramos dos SUV que seguramente estén en tu lista de la compra. El SEAT Arona sigue siendo uno de los modelos más vendidos, mientras que el Yaris, sin estar en el top ten de matriculaciones, se postula como un coche muy recomendable que se sitúa entre los mejores de la categoría.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, los SUV urbanos cada vez tienen más demanda entre el gran público. En esta ocasión, enfrentamos a dos modelos que pueden estar en la lista de tus elegidos. El SEAT se encuentra entre los modelos más vendidos, mientras que el Yaris Cross se plantea como una alternativa muy interesante que puede encajar con lo que andabas buscando. Al igual que sus competidores, ambos modelos derivan directamente de sus hermanos de gama; el Yaris e Ibiza.

Con un estilo moderno y deportivo

Nos gusta la parte trasera del Yaris. Todos los grupos ópticos disponen de tecnología LED. Los intermitentes de los pilotos posteriores son secuenciales, todo ello para darle un toque más premium.

El Yaris Cross nos gana desde el primer momento

Ambos coches tienen unas dimensiones similares, aunque el Toyota es ligeramente más grande. Por estética, al menos bajo nuestro punto de vista, el Yaris Cross gana por goleada. Y es que, el Arona puede tener sus virtudes, pero no se puede decir que es un coche precisamente atractivo.

Si hablamos de sus medidas, el SEAT Arona ofrece un espacio interior inimaginable. 4.138 mm de longitud, 1.780 mm de ancho y 1.552 mm de alto (contando las barras del techo), donde destaca una considerable altura libre al suelo que, en consecuencia, hacen del nuevo crossover de la marca española, una opción perfecta para poder aventurarse fuera del asfalto, así como facilitar la entrada y salida al habitáculo.

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Su maletero, que tiene una capacidad de 400 litros, es tremendamente práctico. Equipa cuatro argollas metálicas para sujetar la carga y un doble fondo que deja siempre una superficie completamente plana, incluso cuando se abaten los asientos posteriores. Debajo del fondo plano hay espacio para dejar una rueda de repuesto.

En cuanto al Yaris Cross, cuenta con la misma distancia entre ejes (2.560 mm) que el modelo del que deriva; el Yaris. Sin embargo, globalmente, es 240 mm más largo —60 mm más en el voladizo delantero y 180 mm más en el trasero—, que dan lugar a un habitáculo más espacioso. La altura libre al suelo es 30 mm superior. Además, globalmente, Yaris Cross es más alto y más ancho —90 y 20 mm, respectivamente—.

El Yaris Cross es tan espacioso como práctico. Con todos los asientos levantados y el cubremaletero colocado ya ofrece un maletero de gran capacidad. No obstante, si se necesita más espacio, el sistema de asientos traseros plegables 40:20:40 permite equilibrar las necesidades de los pasajeros con las de carga. Además, cuenta con un portón eléctrico, muy útil cuando se tienen las manos ocupadas.

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Situados en el puesto de conducción, el Yaris vuelve a ganar a su rival. Además de tener una mayor sensación de amplitud, supera en el resto de apartados. El volante tiene un mejor diseño y tacto, los asientos son más confortables y ergonómicos, la disposición y el diseño de los mandos está realizada de una manera más racional e inteligente, y te sientes muy integrado con los mandos, mejor incluso que en muchos coches de superior tamaño.

Por lo que concierne a sus respectivos multimedias, es posible que el del SEAT es más moderno y atractivo a la vista (también es más lento en ocasiones), pero el del Yaris resulta muy sencillo y fluido, y, además, ha mejorado mucho en su última versión. Si hablamos del cuadro de instrumentos, el del Arona está completamente digitalizado, mientras que el del Yaris lo está de manera parcial. Los dos nos han gustado por orden y diseño. Quizás el del Arona da la sensación de ser un poco más moderno (no lo decimos por su completa digitalización), pero el del Toyota cumple sobradamente.

Su altura marca la diferencia

El Arona no solo ofrece una mayor altura libre al suelo para poder aventurarse fuera del asfalto, sino que, además, mejora todavía más el espacio para la cabeza tanto en las plazas delanteras como en las traseras.

Gasolina tradicional frente a la tecnología híbrida de Toyota

Respecto a la parte mecánica, las versiones que aquí concretamente comparamos, cuentan con opciones radicalmente distintas. Mientras el Arona opta por un motor térmico tradicional, aunque de tres cilíndros, el Toyota apuesta por un sistema de hibridación más sofisticado y, según las etiquetas, más eficiente. Bajo el capó del pequeño Arona hay un motor de gasolina con un bloque de tres cilindros (1.0 TSI) que entrega una potencia de 110 CV. Por funcionamiento y prestaciones cumple más que de sobra para todo tipo de usos, ya sea para circular por ciudad como por carretera. Bien es cierto que, como todos los motores de este tipo de arquitectura con una baja cilindrada, no son los motores más agradables de utilizar ni los más refinados, al menos en el Arona. No obstante, si optas por la opción con cambio automático de 7 velocidades, como es el caso del modelo que estamos analizando, encontrarás una versión mucho más agradable de conducir. El cambio DSG de doble embrague del Grupo Volkswagen siempre es una garantía en todos los sentidos; es rápido, responde con refinamiento en las transiciones y aporta mucha más diversión al volante que la versión manual equivalente. Tan sólo, por criticar algo, nos hubiera gustado que el volante integrara levas.

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Si hablamos de consumo, este tipo de motorizaciones suelen ser algo sensibles en cuanto al gasto de carburante se refiere. En función del tipo de uso que hagamos, la media puede variar considerablemente. No es un motor que tenga una tendencia a consumir poco, pero a poco que seamos cuidadosos, los registros pueden ser asumibles. En nuestro caso, hemos tenido mediciones muy distantes; desde pomo más de 5,2 litros a los 100 kilómetros hasta casi 7,9 litros.

Etiqueta ECO en toda la gama del Yaris Cross

El Yaris Cross únicamente se comercializa con una motorización híbrida de cuarta generación formada por un motor de gasolina atmosférico de 1.5 litros y ciclo Atkinson, y un motor eléctrico. En conjunto, rinden 116 CV de manera conjunta. Como es habitual en la marca, este conjunto mecánico, está asociado a una transmisión automática de tipo CVT.

El pequeño motor de tres cilindros es bastante refinado. No llega a la excelencia del 1.0 TSI del Grupo Volkswagen en este apartado, pero todo el ruido y vibraciones que genera están perfectamente aisladas para que el confort de marcha no se vea perjudicado. Sí, es un motor que se hace notar cuando gira alto, y te das cuenta que es ruidoso cuando sales fuera y abres el capó, pero ni resulta molesto, ni tosco, ni desagradable.

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Por prestaciones, aunque es una motorización modesta en su conjunto, me parece más que satisfactoria, pues no he necesitado más caballos ni más velocidad en mi día a día para afrontar mis desplazamientos. A diferencia de sus competidores, en el Yaris, los desplazamientos del día a día son más placenteros y carentes de estrés. En carretera, es un coche más que solvente que se mueve con suficiente agilidad y seguridad. Y en ciudad, cumple más que de sobra. Es cierto que no es un gran velocista, pero insisto, creo que cumple perfectamente con lo que se espera y con la orientación del vehículo. Además, la transmisión CVT es perfecta para este tipo de uso, pues siempre responde con suavidad y permite que el coche avance sin molestas aceleraciones. Esta caja, como suele ser habitual en Toyota, cuenta con una posición 'B', que ofrece algo más de retención (quizás menos de la deseada) cuando levantamos el pie del gas. No es exactamente un 'One Pedal', pues no ofrece la suficiente resistencia como para detener el coche por completo.

En lo referente a los consumos, aunque he tenido la sensación de que la parte eléctrica no tiene tanto protagonismo como en un Corolla -por poner un ejemplo-, es un coche eficiente que registras unas cifras muy bajas. En ciudad, como suele ser habitual en este tipo de coches, cuanto peores son las condiciones del tráfico, mejores son los consumos. Con tráfico lento y más de un atasco, hemos conseguido medias por debajo de los 5,0 litros con el climatizador trabajando a destajo. Esa misma cifra -décimas arriba, décimas abajo- se mantenía sin problemas, tanto en carretera secundaria como en autovía. Por ejemplo, en una de nuestras pruebas por carretera (90% autovía y 10% carretera secundaria), obtuvimos, en un recorrido de 103 kilómetros, un consumo medio de 4,4 litros.

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Mayor confort y refinamiento en el Yaris Cross

El SEAT Arona es buen urbano que resulta muy agradable de conducir por varios motivos: tiene una dirección precisa, comunicativa y lo suficiente asistida como para que se maneje con poco esfuerzo sin perder feeling con el coche; el volante es muy bueno por tamaño y grosor; y la suspensión tiene un muy buen balance entre confort y estabilidad, aunque nos hubiera gustado que fuera menos seca cuando pasa por encima de un bache. En ciudad es un coche que se sigue conduciendo con suavidad y facilidad, gracias a su magnífica maniobrabilidad y a la posición dominante al volante, que nos permite tener mejor visibilidad.

La conducción del Yaris Cross es muy placentera. Al margen de la suavidad que nos ofrece el conjunto mecánico, con aceleraciones suaves y muy progresivas, el chasis acompaña perfectamente para encontrarnos un urbano perfecto en nuestros desplazamientos diarios. La suspensión, que es más firme de lo esperado, no resulta excesivamente rígida ni seca. Absorbe bien las imperfecciones del firme y amortigua con refinamiento y calidad, mejor incluso que en modelos equivalentes de la competencia.

SEAT ARONA
1.0 TSI DSG 110 Cv Xperience 5P Aut.

TOYOTA YARIS CROSS
1.5 120H 116 Cv Style 5P Aut.

SEAT ARONA

TOYOTA YARIS CROSS

CONCLUSIÓN FINAL

Aunque el Arona es un coche muy satisfactorio con sus luces y sus sombras, El Yaris Cross es el claro ganador de la comparativa. Con un precio muy similar, el Yaris es capaz de ofrecer una tecnología de hibridación completa (con lo que ello supone), mayor sensación de calidad y un confort de marcha muy superior. El japonés es más coche en todos los sentidos y, aunque el Arona aprovecha muy bien sus virtudes, no es capaz, ni de lejos, plantar cara al SUV de Toyota, que se postula como una de las opciones más interesantes y recomendables de su competido segmento.