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PRUEBAS DE VEHÍCULOS
25/01/2015
Por Goti Martínez Pérez

Prueba del Citroën C4 Grand Picasso eHDI 115 CV

El monovolumen francés destaca por equipamiento, confort y cualidades prácticas.

Hay que reconocer que a Citroën se le da muy bien, desde hace tiempo, eso de hacer buenos familiares. En el caso que nos ocupa, probamos uno de los mejores que hay actualmente en el mercado, que no es otro que el C4 Picasso. En esta nueva generación, que salió a la venta el año pasado,  encontramos un familiar con mayor calidad, mejores cualidades prácticas y dotado de una carga tecnológica mucho más completa. Nosotros nos pusimos a los mandos de la versión de siete plazas (denominada comercialmente como Grand Picasso) asociada al motor Diésel de 115 CV. Las sensaciones, haciendo una valoración global de lo bueno y lo menos bueno, han sido más que satisfactorias.

Si eres de los que te gustan los gadgets y también tener un coche prácticamente a la última en cuanto a equipamiento y ayudas a la conducción, este monovolumen debería de ser una de tus prioridades si andas buscando un vehículo de estas características. Lo primero que llama la atención, es su diseño. Bien es cierto que se asemeja a su predecesor, aunque ahora encontramos un frontal distinto –puede que falto de expresividad- que le otorga cierta personalidad para ofrecer algo más de originalidad.

Un interior con tintes futuristas

Por dentro, también es un coche distinto y hasta futurista. Para empezar, al menos en el caso de nuestra versión, el cuadro de instrumentos es virtual, lo que da mucho juego para mostrar mucha información relativa al ordenador de a bordo, asistente de aparcamiento y sistema de navegación entre lo más destacable. Su diseño es muy claro y ordenado.

Justo debajo de la instrumentación, que está ubicada en la parte superior central del salpicadero, encontramos otra pantalla de 12 pulgadas desde la que se manejan casi todas las funciones del vehículo; radio, climatizador, navegación, los asistentes a la conducción y algunos ajustes del vehículo. Alrededor de la pantalla hay una serie de botones táctiles –no mecánicos- que nos permiten acceder de manera inmediata a las diferentes funciones. Está solución, que se está implantando en todos los modelos del Grupo PSA, tiene luces y sombras, todo depende de los gustos de cada uno. En mi opinión, y tras utilizarlo durante una semana, no creo que sea una solución que mejore a la consola central de toda la vida provista de mandos mecánicos. Sí que es cierto que todo está agrupado y ofrece un aspecto moderno y atractivo, pero en muchas ocasiones todo resulta demasiado engorroso y no demasiado intuitivo, ya que se pierde demasiado tiempo en gestionar ciertas funciones, y algunos botones que rodean a esta pantalla llegan a ser imprecisos.

El puesto de conducción me ha parecido cómodo. Bien es cierto que la pantalla táctil central no queda muy a mano, pero desde el volante se pueden manejar muchas funciones. Los botones que integran son precisos, aunque algunos me resultaron confusos y ninguno de ellos se iluminan –Por ejemplo, los pictogramas del volumen y el regulador de velocidad están en relieve y no pintados-. El volante tiene un tamaño grande, pero no es aparatoso de utilizar y, además, permite que el airbag sea de mayor tamaño. Para este nuevo Picasso, al igual que en el C4, el aro del volante ya no gira de manera independiente.

Más confort en las plazas delanteras

Los asientos dan sensación de calidad, sobre todo por lo sólidos que resultan. Los reposacabezas son poco convenciones; ofrecen una apertura de ‘tipo libro’ que permite proteger mucho mejor la zona vertical –yo eché en falta un tipo de regulación adicional en inclinación-. Además, integran dos pétalos que deberían venir bien para sujetar mejor la cabeza en caso de colisión. Por lo demás, la banqueta me resultó corta y no demasiado ergonómica.

El asiento del acompañante tiene una especie de soporte mullido en la banqueta, que se puede extender y recoger automáticamente para poder estirar los pies. Creo que para viajes largos es una solución interesante para poder ir más cómodo o descansar.

Los asientos de la segunda fila sólo me parecen realmente cómodos y útiles si viajan niños con o sin dispositivos de retención infantil. Para dos adultos, me parecieron realmente incómodos por ergonomía y por ser demasiado estrechos. Es cierto que se puede inclinar el respaldo, pero apenas no aporta prácticamente nada para que el confort mejore.

En la tercera fila me ha dado la sensación de encontrar algo más de espacio que en otros monovolúmenes equivalentes. El acceso sigue siendo complicado y sólo son dos plazas aptas para niños.

El maletero, que tiene una capacidad de 645 litros si utilizamos sólo cinco plazas, resulta suficientemente capaz y regular para sacarle bastante partido. Para mejorar sus cualidades prácticas, Citroën ha instalado ganchos, cintas elásticas y algunas argollas para instalar redes que permitan sujetar mejor la carga. Nuestra versión no equipaba una red vertical para proteger a los ocupantes mejor en caso de llevar mucha carga o animales. Otro de los puntos que no me ha gustado del maletero, al igual que parte del habitáculo, es la iluminación. En el caso del maletero, todo se reduce a un punto de luz extraíble que no da mucho de sí.

En caso de utilizar las siete plazas, la capacidad se reduce hasta los 170 litros –sin ser muy elevada, se sitúa en la línea de lo que ofrecen monovolúmenes de este tipo-. Sin embargo, si queremos utilizar la máxima capacidad posible (unos 1.800 litros), los asientos no se pueden abatir para conseguir un piso de carga totalmente plano, ya que los asientos de la segunda fila únicamente se puede abatir hacia delante.

El portón del maletero se puede abrir y cerrar de manera automática, algo que resulta muy útil en portones tan grandes, pesados y aparatosos. Me ha gustado menos que no se pueda cerrar desde el mando a distancia (si que nos permite abrirlo), y que no se pueda hacer lo mismo desde el interior del vehículo (no se puede abrir ni cerrar).

Todo el habitáculo es muy práctico, no sólo por el espacio que ofrece, sino también por la cantidad de huecos y compartimentos que hay en el interior. No es que sean excesivamente grandes, salvo el que hay situado entre las dos plazas delanteras, pero en el fondo resultan funcionales. Algunos huecos carecen de tapizado, iluminación y refrigeración. En el más profundo, que es el que está entre las dos plazas delanteras, no hay un solo pequeño punto de luz, y eso se echa mucho en falta si hay que buscar algún objeto.

Una vez que hemos visto en estático que es un coche más que competente para cubrir las necesidades de las familias más exigentes, decidimos ponernos en movimiento. En primer lugar, como suele ser ya habitual en vehículos de este precio, el arranque es por botón. Si se lleva la llave encima, no es necesario pulsar ningún botón para abrir la puerta. Lo malo es que, como en otros modelos de la competencia, para cerrar si es necesario pulsar el botón de la llave. Para arrancar el coche, es necesario poner el mando del cambio en punto muerto. El proceso me ha parecido un poco engorroso, lento y hasta desesperante.

Un motor Diésel refinado y eficiente

Al recorrer los primeros metros para iniciar la marcha, notamos al momento que el motor no es ruidoso cuando se arranca en frío, y que nos deleita con una suavidad y agrado impropio de motores similares de la competencia. Sin embargo, esta mecánica está muy mal acompañada por un cambio manual  pilotado que, aunque ha evolucionado, sigue siendo tan malo como siempre. El ETG6, que anteriormente se denominaba CMP, sigue siendo muy lento y con un agrado de uso que deja bastante que desear. Lo peor que tiene, además de su lentitud, son los tirones que da cuando cambia de velocidad (sobre todo al subir marcha). Estos tirones, sobre todo se acentúan cuando se acelera mucho.

El cambio se puede gestionar de manera manual y automática. Al hacerlo de manera manual, sólo se puede hacer desde unas levas ubicadas detrás del volante. El mando del cambio es poco habitual si lo comparamos con la mayoría de los coches, y está situado detrás del volante. Lo peor que tiene es que, a diferencia de otras cajas automáticas, no se ilumina el pictograma de la función elegida.

El motor Diésel 1.6 HDI de 115 CV es, posiblemente, una de las mejores opciones que plantea la gama. Siendo perfectamente válido para circular por carretera, si buscas rápidas aceleraciones, viajas con carga, habitualmente circulas por zonas de montañas con muchos repechos y/o sueles moverte muy por encima de los límites legales, puedes encontrarle algo limitado en ese tipo de condiciones. Por el contrario, si conduces a un ritmo tranquilo y/o conduces habitualmente por entornos urbanos, es una versión más que satisfactoria que cumple con creces.

Pero este motor no sólo nos ha gustado por funcionamiento, rendimiento y agrado de uso, también destaca por lo poco que consume. Dependiendo del recorrido y del estado del tráfico, nuestra unidad consumía, en ciclo combinado, entre 6,7 y 7,4 litros a los 100 kilómetros, lo que es un muy buen dato si tenemos en cuenta el tamaño y la masa de este coche. Ya en carretera, circulando a velocidades legales, es posible conseguir medias por debajo de los 5 litros.

Mucho confort y estabilidad

El Citroën C4 Grand Picasso estrena la nueva plataforma EMP2 (Efficient Modular Platform 2), que permite rebajar el peso y el centro de gravedad. De esta manera, encontramos un vehículo que transmite seguridad cuando se conduce, gracias a una buena sensación de grip, a un control de estabilidad que interviene con suavidad y al equilibrio del conjunto. La suspensión es muy confortable, y es capaz de filtrar las irregularidades del firme y los ruidos que genera la rodadura.

Para mejorar la seguridad en carretera, el C4 Picaso puede equipar una serie de asistentes a la conducción que incrementan la seguridad en ciudad y carretera, son los siguientes: sistema de vigilancia de ángulo muerto, asistente de estacionamiento automático y regulador activo de velocidad.

Si optas por la versión protagonista de nuestra prueba (Citroën Grand C4 Picasso Exclusive e-HDi 115 Airdream ETG6), encontrarás un coche muy equipado, pero que sigue dejando opciones a la vista. Su precio de salida es de unos 30.000 € según tarifa y sin tener en cuenta descuentos de ningún tipo (ver todos los precios).

Nuestra conclusión:

El nuevo C4 Picasso es un vehículo familiar perfecto para el día a día. La versión de siete plazas es muy práctica por capacidad de maletero y por la posibilidad de poder llevar a varios ocupantes. En el apartado mecánico, el motor Diésel de 115 CV funciona de maravilla y gasta muy poco carburante. Dinámicamente es un coche seguro y, sobre todo, confortable. Por equipamiento, es una de las mejores opciones que plantea el mercado en estos momentos.
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GOTI MARTÍNEZ PÉREZ

Responsable de la gestión diaria con los concesionarios, experto en campañas comerciales del motor desde el año 2004 de todas las marcas de coches que se venden en España. Conocedor en profundidad de los distintos planes de precios e incentivos para la compra de automóviles nuevos.

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